13 de septiembre de 2009

My Dear Boy (02)

II 

En el último nivel de un edificio en el centro de la ciudad, una misteriosa conversación está teniendo lugar. Un hombre elegantemente vestido, de pie frente a la ventana de la habitación, observa las luces predominantes de la ciudad. Ciudad que su empresa había ayudado a construir.


-¿Cómo salió la operación?- preguntó a la persona recién llegada.


-Atrapamos a la persona que originó la fuga de información del sector 14- pronunció sin ánimo de profundizar la respuesta, aunque a regañadientes agregó –El problema fue que murió al intentar huir de nuestros hombres-



-¿Y la información sobre lo que nos robaron?


-No pudimos obtenerla- dijo, sabiendo que podría causar el enojo de su interlocutor. Aquella persona sólo giro el rostro dedicándole una gélida mirada. –Además, había otra persona implicada, desconocemos su identidad. No sabíamos sobre su presencia en el sitio- intento justificarse casi desesperadamente -La información que recibimos estaba incompleta.


-Entonces, no tenemos nada ¿verdad?- le preguntó con tono irritado.


Un asentimiento de cabeza fue lo único que recibió como respuesta. Así que devolvió su vista al paisaje más allá de su ventana.


-Pon el siguiente plan en marcha- ordenó, y sin esperar agregó –Tenemos que recuperarla, y sobretodo atrapar a esos terroristas. Ese será tu trabajo, Miyoshi-san. No cometas más errores. 


-Así lo haré, Terada-sama- respondió la subordinada y después de hacer una reverencia, se retiró de la oficina, dejando al presidente de Tsunku Corp. observando las luces que iluminaban la noche.


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Mientras tanto, en otro punto de la ciudad, en un viejo almacén…


-¡Hemos llegado!- dijo después de apagar el motor. Inmediatamente, salieron del vehículo.


Las cinco personas que descendieron se veían cansadas, pero al mismo tiempo tenían unas esplendidas sonrisas en sus rostros. Habían completado exitosamente su misión y hablaban al respecto haciendo bromas y riendo unos con otros, hasta que su conversación fue interrumpida:


-¡Yossieeeeee!- una niña corría al encuentro del líder del pequeño grupo que recién llegaba, y fue recibida con un cálido abrazo de la menor.


-¿Qué haces todavía despierta, Aibon?- preguntó severamente.


-¡No podía dormir! ¡Tuve una pesadilla! Y tenía miedo…- la pequeña terminó su frase, tornando su mirada hacia el suelo y jugando con los dedos índice de sus manos -¿Puedo dormir contigo?


Yossie se sintió conmovida por el apego que la pequeña mostraba hacia ella, casi siempre cedía a sus peticiones y esta vez no sería la excepción.


-Ok, ok. Te permitiré dormir conmigo…- los ojos de la pequeña crecieron al escuchar estas palabras -…pero sólo será por esta noche…- recobrando pronto su tamaño normal, estaba a punto de reclamar pero Yossie seguía hablando -…y será después de reportarme con…


-¡Nooooooooooooooo!- Aibon dio un grito de insatisfacción. –Mañana ves a Oba-san, nee?- y volvía a prenderse del brazo de Yossie, dirigiéndole una encantadora mirada. Y cuando Yossie iba a argumentar algo…


-¡He oído eso, Aibon!- Oba-san apareció…


-Estaba a punto de ir a buscarte para darte mi reporte, Nakazawa-san- dijo Yossie intentando cambiar el tema de la conversación.


Aibon no dudo más, y emprendió su huida alejándose de Yuko –Te espero en tu sitio, Yossie- dijo, agitando su mano en señal de despedida. Y cuando ya casi estaba fuera del alcance visual agregó -¡Buenas noches, Oba-san!- y desapareció.


-Deberías enseñarle modales a esa niña. Mira que llamarme Oba-san- gruñó la mayor, para después caminar en compañía de Yossie hacia lo que era su oficina.


No era una oficina como tal, simplemente era una habitación casi vacía con una pequeña mesa que hacía de escritorio y algunas sillas acomodadas de forma aleatoria por la habitación. Lo que más resaltaba en aquella raquítica oficina era un gran comunicador que emitía incesantemente pequeñas luces parpadeantes y que estaba conectado a una computadora portátil. También llamaba la atención, un pequeño montón de latas de cervezas vacías en un rincón de la habitación, cuidadosamente acomodadas.


-¿Cómo fue todo?- preguntó Yuko acomodándose en alguna de las sillas de la habitación.


-Sin problemas…- respondió Yossie, colocando sobre el escritorio el contenido de su mochila. Un par de discos duros de computadora, un par de planos de construcción y varias carpetas con el logotipo “confidencial” sobre de ellas. Yuko observó el botín con satisfacción, sin embargo su leve sonrisa fue desechada a los pocos segundos.


-El equipo de Sousuke aun no ha llega- dijo con voz preocupada.


Yossie volvió su mirada a Yuko al escuchar estas palabras. Ella sabía que las misiones se llevarían a cabo al mismo tiempo, bajo la misma premisa: entrar, tomar lo buscado y salir inmediatamente. Además, el edificio que fue asignado al equipo de Sousuke era más débil en cuanto a seguridad en comparación con el que le había tocado a su grupo.


Antes de poder hacer alguna pregunta, la puerta se abrió estrepitosamente, y una joven dio el aviso de que el equipo retrasado había regresado. La angustia y preocupación de la joven encendieron cierta alarma interior tanto en Nakazawa como en Hitomi, quienes salieron inmediatamente al encuentro de sus amigos.


Al ir acercándose hacia el vehículo recién estacionado, oyeron sollozos y murmullos. Al acercarse más, se dieron cuenta del origen.


El conductor del vehículo, intentaba tranquilizar a Fujimoto y mantener, al mismo tiempo la calma de sí mismo. Y apenas vio a Nakazawa llegar, corrió hacia ella diciéndole todo lo que había pasado, mientras que Hitomi iba al encuentro de su compañera.


El rostro impasible de Yuko cambio inmediatamente. Se esperaba cualquier excusa por el retraso, sin embargo nunca espero algo tan terrible. Habían perdido a dos camaradas esa noche. Dos valiosos y queridos compañeros. De alguna manera mantuvo la compostura, principalmente porque ella era la líder. Las personas que las rodeaban, jóvenes y adultos, confiaban en ella y esperaban que fuera su guía y pilar principal.


No era la primera vez que perdían camaradas en las misiones que se les encomendaban. Lo que hacía diferente esta ocasión de las anteriores era que esta era una misión común, de rutina y sobre todo, fácil. Las otras ocasiones tuvieron que hacer frente a muchos obstáculos y estaban conscientes que estaban poniendo su vida en la línea. Esta sólo era una misión de rutina. Se lo repetía una y otra vez en su mente. Aun no acababa de entender porque había concluido así.


Después de algunos minutos de meditación, Yuko tomó medidas al respecto. Dobló las medidas de seguridad de su guarida, y mandó a descansar a quienes lo necesitaban. Otros fueron encargados de recoger la mayor parte del equipo, pues a la mañana siguiente comenzarían la evacuación hacía otro sitio. Mas valía ser cuidadosos.


Mientras Nakazawa movía a todo su grupo, Fujimoto comenzaba a tranquilizarse.


-No lo entiendo, Yossie...- murmuraba Fujimoto –Todo iba bien…- Después de algunos segundos de silencio prosiguió. –Primero fue Komura, estaba bromeando con él por el transmisor y un segundo después oía un disparo y luego… sólo el silencio…- Hitomi creía que hablar sobre lo que había pasado le haría bien, así que no la interrumpió. No era común ver a Fujimoto de esa manera. Ella sabía que estaba muy allegada a sus dos sempais. Después de todo, ellos y Yuko la habían ayudado mucho durante tantos años, tanto que los consideraba su familia.


-Después… Sousuke me ordenó que saliera del edificio… y entonces apareció el guardia…- y entonces, Hitomi vio esa transformación en la mirada en Fujimoto. Los ojos confundidos y atormentados habían cambiado. Ya no había pena o dolor en sus ojos. Ahora sólo quedaba la furia. Esa mirada estaba llena de rabia y de sed de venganza. Hitomi lo veía venir, esa era la forma de ser de Fujimoto. Jamás se hundía por mucho tiempo, le tomaba poco tiempo volver a levantarse. Se aferraba a sus emociones para salir, si no de la mejor manera, si de la forma más estrepitosa.


Sin aguardar más, Fujimoto se dirigió al vehículo y sacó la mochila que le había sido encomendada por su sempai caído. La miro fijamente entre sus manos, y se la tendió a Nakazawa.


-Aquí esta lo que se nos pidió…- Nakazawa tomó la mochila y miró a Fujimoto esperando que continuará –Quiero que se me incluya en la siguiente misión- Nakazawa se lo esperaba. Era el siguiente paso después del dolor, las ganas de vengar aquello que se nos hizo. –Les voy a devolver lo que nos hicieron.


Yossie también se lo esperaba. Fujimoto era así. Sólo pudo esbozar una pequeña sonrisa y colocando su mano sobre el hombro de Fujimoto, agregó: -A mi también inclúyeme.


Fujimoto predijo también esa reacción de Hitomi. Era difícil, para alguien que no ha convivido con ellas, averiguar qué tipo de relación era la que tenían. Peleaban, discutían, se molestaban mutuamente, pero también se querían, eran los mejores amigos desde que se habían conocido.


-Veré que puedo hacer, pero les recuerdo, que sí el plan de la misión no me convence, nadie de mi equipo intervendrá en ella- sentenció Nakazawa. El par delante de ella sólo asintió con la cabeza, aunque no estuvieran de acuerdo acatarían cualquier orden de su líder. –Ahora vayan a descansar, que se ve que lo necesitan- después de decir esto se dirigió a la habitación que le servía de oficina.


Cuando Hitomi empezaba a avanzar hacia el área de descanso, notó que Fujimoto se había quedado atrás. Y como si pudiera leer la mente de su compañera, escarbó entre su mochila y al hallar lo que estaba buscando, aventó el objeto hacia Fujimoto. La reacción de la joven fue retardada, así que las llaves le dieron en el rostro. Brindó una de sus famosas miradas de hielo a Hitomi un poco irritada por el dolor que las llaves le causaron. Hitomi solo pudo contener un poco la risa, y después de apaciguarse un poco, dio las buenas noches a Fujimoto y se dirigió a descansar. Fujimoto sólo se quedo mirando las llaves entre sus manos, pensando en si era adecuado hacer una visita a esa hora de la noche.


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En otro lugar…


-Ok. Envía la información inmediatamente. La reunión para establecer el plan de la misión será mañana en la noche. Si las cosas están así como dices, no podemos perder más tiempo- razonaba, mientras intentaba apaciguar a la persona al otro lado de la línea.


El interlocutor sonaba irritado y furioso por lo que le había ocurrido a su equipo. Ella sabía que Nakazawa era una persona con un carácter fuerte y temible. No quería hacerla enfadar más, así que accedió a la mayoría de sus peticiones. A las que no podía decir si, se las dejo a sus superiores. Era mejor que ellos lidiaran con Yuko.


-Ok. Entonces te veo mañana. Y si, veré a quienes podemos agregar a tu equipo- Ella sabía que ese no era un trabajo fácil. El nivel del equipo de Nakazawa era muy alto, tanto en habilidades como en los objetivos que se planteaban en sus misiones. La premisa de ese equipo era cumplir cualquier misión sin matar a nadie, tomar una vida no se justificaba con nada. Eso incrementaba el nivel de dificultad de las misiones, debido a que la mayor parte de las veces, tenían que escabullirse a lugares con demasiada seguridad, donde fácilmente podían verse rodeados de guardias fuertemente armados. Su equipo era maravillosamente sutil, delicado, y a veces hasta cierto punto artístico en la forma en cómo llevaban a cabo sus misiones. Principalmente, Yoshizawa y el fallecido Sousuke, las manos derechas de Nakazawa.


De repente, escuchó su nombre fuertemente pronunciado del otro lado de la línea. Nakazawa se había dado cuenta de su vagabundeo mental. Pronunció una serie de palabras disculpándose de su falta de atención, para después proseguir con una breve despedida.


Una vez finalizada la conversación telefónica. Se dirigió a la persona que estaba descansando en el viejo sofá que estaba a un lado de su escritorio.


-¡Oye! Hay una vacante en el equipo de Nakazawa…- la chica acostada cómodamente sobre el sofá, alzó la vista sobre el libro que sostenía en sus manos -¿No te gustaría cambiar de ambiente, Gocchan?


Y entonces, una sonrisa maliciosa se dibujo en el rostro de la joven.


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Mientras tanto…


Fujimoto había conducido rápido. No era complicado conducir como a ella le gustaba a esa hora de la noche. No había tráfico. No había detectado a algún agente de tránsito. No había nadie que lo impidiera. Era como conducir en una pista diseñada para carreras de autos. Aunque el auto de Hitomi no era precisamente para competencias, había sido cuidadosamente modificado para brindar su máximo potencial con la mayor seguridad posible.


Conducía salvajemente por un vecindario conocido. Aun seguía pensando en si era bueno haber hecho el viaje hasta ese lugar. Y entonces, se descubrió dando vueltas alrededor de la misma manzana. Sonrió para sí misma. Y pensó que no tenía nada que perder.


Sin demorarse más en sus acciones, estacionó el automóvil en algún punto que considero adecuado y se dirigió hacia un edificio específico.


Se dio cuenta de la hora cuando ya estaba frente a la puerta. Pasaba de la media noche. Negó con la cabeza justo antes de llamar. Espero unos minutos, pensando en que posiblemente no obtendría respuesta. No quería hacer el viaje de regreso. Estaba cansada, muy cansada. Y cuando estaba comenzando a resignarse a dormir dentro del auto de Yossi, la puerta se abrió...

Continuará...

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