IV). Sin salida…
-… ¿por qué huyes de mí, Rika-chan?- Esa pregunta sólo podía ser respondida por la memoria... Por el recuerdo de aquella noche...
Esa noche desperté temprano.
Llevábamos una vida mayormente nocturna. Así que rara vez podía verte durante el día. Sólo después de que el sol se ocultaba, venías a mí. Esa situación me intrigaba, y aunque pregunté en más de una ocasión al respecto, siempre recibía la misma respuesta “Soy de hábitos nocturnos, ¿qué hay de malo en eso?”.
Trate de adaptarme a tu ritmo de vida. Y aunque insistías en mantenerme ocupada durante tu ausencia diurna, me las arregle para poder estar contigo el mayor tiempo posible. Sólo cuando el sueño me invadía sin remedio, me alejaba de ti. Algunas veces podía despertar antes de que amaneciera, antes de que te fueras. Esa noche, fue así.
En cuanto desperté, sentí la necesidad de verte. No te hallé en los lugares acostumbrados. Busqué en tu recámara, en el estudio, en el balcón. En nuestros lugares favoritos, donde entablamos cientos de pláticas o simplemente, donde compartimos momentos silenciosos de lectura o meditación. No te encontré en ninguno de ellos. Entonces, al seguir buscando llegué a la sala para invitados.
Recuerdo el silencio de la mansión en aquel momento, recuerdo el ruido de las ramas de los arboles estrellándose, debido al viento, contra alguna ventana. Recuerdo la luz de la luna entrando por los espacios entre las cortinas, recuerdo la poca iluminación en la casa. Recuerdo el lento movimiento de mi mano al abrir la puerta de esa habitación. Recuerdo el leve crujir de la puerta de madera al abrirse, un sonido casi inaudible.
Y finalmente, recuerdo que mi mente quedo en blanco al ver aquella escena frente a mí al entrar a esa habitación.
Te recuerdo con esas hermosas manos empapadas de sangre. Recuerdo esa sonrisa que me conquistó estar deformada en una mueca insaciable. Recuerdo esos maravillosos ojos que me capturaron, con un brillo extraño, el brillo de una extraña locura. Esos recuerdos, aun ahora me causan miedo. Hui de ahí. Tenía que escapar de aquella visión, de aquella imagen…
Desde ese día, huía de ti. Y aunque siempre me alcanzabas y hacías que regresara contigo. A la mínima oportunidad, volvía a huir.
Jamás intentaste explicar que fue eso que vi. Jamás diste alguna excusa en la que pudiera creer, aunque fuera una mentira, aunque no fuera verdad. Una explicación jamás me fue dada. Entonces, simplemente huía de ti. El miedo empezó a hacerse insoportable, y en lo único que pensé fue, huir.
De alguna manera, enterré todo el cariño que te tenía. Enterré nuestros recuerdos felices, enterré todas aquellas veces que me hiciste sonreír. Enterré esa maravillosa sensación que sentía a tu lado. Enterré todo lo hermoso bajo esa temible imagen que vi esa noche.
Girando la cabeza de un lado a otro, no logré detectar el origen de tu voz. “¿Se había ocultado? ¿Dónde lo había hecho?”
-No me acercaré a menos que quieras…- Esa voz se volvía a escuchar, pero aún no descubría de dónde provenía.
El frio había aumentado, lo podía sentir por toda la piel. Pero aun así, sabía que los escalofríos que en ese momento recorrían mi cuerpo no eran causados por ello. De alguna forma, sabía que tu voz me hacía reaccionar de esa manera. ¿Era miedo lo que sentía? ¿Tendría que comenzar a huir de nuevo? "¿Qué debo hacer? ¿Dónde estás?".
Mientras estos pensamientos comenzaron a invadir mi mente, me di cuenta de algo. Aunque estas persecuciones ya eran parte de nuestra rutina de cada día, había algo diferente en esta ocasión. Algo no iba bien. “¿Por qué aun no has venido por mí? ¿Por qué no has usado el truco de siempre y me has llevado contigo de una vez? ¿Por qué?”.
Preguntas y más preguntas abordaron mi mente, sumergiéndola en un caos desesperante, que poco a poco se fue convirtiendo en miedo. Un miedo atroz a la soledad. Al abandono. “¿Por qué…?”.
-Esta vez será así, Rika-chan. Dime que me acerque y me acercaré. Dime que me vaya y me iré.- ¿Era real? Realmente, ¿la estaba escuchando? ¿Esas eran sus palabras? ¿O sólo era mi mente jugando? –Di lo que quieres que haga-
Aquella petición me empezó a abrumar, no sólo por lo que significaba. Sino que al fin me había dado cuenta de donde provenía aquella voz. Ella estaba hablando directamente a mi mente. Esa voz provenía de dentro de mí. No era que la escuchará, sólo mi mente era la que recibía aquellos mensajes. Y entonces, me encontré horrorizándome de nuevo, justo como aquel día… aquel día….
-Lo sé. Ese día observaste todo. Y lamento que te enterarás de esa forma- La voz en mi mente nuevamente habló -Y también, sé que ahora me tienes miedo. He pensado mucho en ello. Y he decidido que si quieres alejarte de mí, dejaré que lo hagas. Sólo tienes que decirme que me vaya-
¿Así de simple? Realmente, ¿es así de simple la forma en la que saldré de tu jaula, de tu cautiverio? Sonaba irreal esa propuesta. Con tan sólo decir que te vayas, ¿seré libre? No puedo creer que puedas dejarme ir tan fácilmente. Cerré los ojos. "Definitivamente, lo haré".
“Vete”, ese pensamiento se empezó a formar en mi mente, pero no pude pronunciar esa palabra en voz alta. Algo me lo impedía. ¿Es que estabas ejerciendo algún tipo de poder en mí que me impedía pronunciarla?
Abrí los ojos furiosa. La ira se empezó a formar en mis entrañas. ¿Cómo era posible que callarás de esa forma mis labios? ¿Cómo podías proponer algo que no dejarías que sucediera? El miedo desapareció. Y en vez de miedo, sentí ira.
Gire la cabeza buscando el lugar en el que te habías ocultado. Te encontraría y te enfrentaría. Te diré de una vez por todas que no quiero estar cerca de ti… entonces, lo sentí. Te sentí. Y después, pude oírte. No era la voz en mi mente, esto que oía era algo más profundo. ¿Qué demonios me pasaba?
Mientras pensaba en ello y me concentraba en lo que comencé a escuchar, las lámparas que iluminaban el callejón se fueron rompiendo una a una. De nuevo, me encontré teniendo miedo.
-Lo siento. No puedo acercarme a ti, con tanta luz rodeándote. Sabes que no me gusta- Y entonces, ya estabas detrás de mí. –Prefiero esa enorme y hermosa lámpara en el cielo- Era verdad, la luna estaba en todo su esplendor en ese momento, después de estar rodeada de nubes desde que anocheció en ese momento iluminaba el firmamento, opacando a las estrellas con su luz… Un momento, ¿cómo es que sus palabras pueden cambiar mis pensamientos en un santiamén? ¿Y sin darme cuenta?
-Es magia, Rika-chan...-
Esta vez fue tu voz la que traspasó mis oídos. Volteando hacia la dirección de donde fueron pronunciadas, te encontré.
-y...- Tu mirada huyó de la mía. Perder la atención de esos ojos me estremeció. Y empecé a pensar que era muy probable que tu propuesta fuera en serio.
-¿qué has decidido?- Tu voz sonaba apagada. Tus gestos eran ilegibles. No sabía que querías que respondiera, porque al tenerte tan cerca de mí, el deseo que había formulado, simplemente desapareció.
Verte tan cerca. Ver tu mirada perdida en la luna. Ver tu rostro inamovible. Me hizo querer abrazarte. Y cuando me di cuenta de eso, me regañé mentalmente. Cerré nuevamente los ojos, presionándolos lo más fuerte que podía mientras obligaba a mi mente a pensar nuevamente en lo que quería.
Fue entonces que vino de nuevo. Esa sensación volvió a mí. La sensación de que podía sentirte profundamente. No era tú voz, ni tu presencia a unos metros de mí. Era algo en mi interior que podía sentir el tuyo. Y esta vez, en lugar de querer apartar mi atención de esta sensación... lo escuché.
Te escuché.
"¡No huyas más! No te haré daño. ¡No te vayas!... ¡No me dejes sola!"
Dolía. Dolía escuchar tanta agonía. Dolía.
Y ese dolor me hizo arrodillarme, cerrar los ojos y sostener mi cabeza con ambas manos. "¡Duele! ¡Vete!" Después, aquello se marchó y ya no te escuché.
Unos segundos más tarde, mi mente se fue aclarando. Te miré fijamente, y un pensamiento se comenzó a formar de nuevo. "¿Eras tú?", te pregunté por la mirada. No respondiste. "Tal vez, sólo es que estoy enloqueciendo."
"Perdóname." Tu voz de nuevo me golpeó, sacándome de aquel trance. "Perdóname por todo" Tu mirada se tornó seria. "Hoy te dejo en libertad...." Y entonces, mi corazón empezó a latir rápidamente, y una pequeña ansiedad recorrió mis sentidos.
"Pero... ¡aun no he dicho nada!" Fue lo único que apareció en mi mente. Pero sólo fue un pensamiento que no pude pronunciar en voz alta. De alguna forma no pude formar con mi voz esas palabras. Algo me detenía, y no sabía que era.
"A esta hora no podrás encontrar hospedaje y hace frio. Si lo deseas puedes usar la mansión el tiempo que desees. Me iré del pueblo hoy." Y diciendo eso, diste media vuelta y comenzaste a caminar por el callejón que me había traído hasta ese lugar.
Y fue entonces, que escuché tu voz interna por última vez.
"Adiós, Rika-chan..."
¡Quise detenerte! Quise correr hacía ti y no dejarte ir. En serio, que no quise que te fueras de esa forma. Hoy, al recordarlo, siento impotencia al no poder remediar que te alejarás.
Algo me impidió moverme y hablarte para evitar que te marcharas. Sólo sé que lloré al verte desaparecer al cruzar ese callejón. Unas lágrimas silenciosas empaparon mi rostro aquella noche. Aquella noche en la que me devolviste la libertad para encadenarme a esta búsqueda interminable.
Aquello qué me mostró la verdadera forma en la que te sentías, conforma el "regalo" que me dejaste. Ahora, después de varios años, comprendo el peso que caía sobre ti todas esas noches que compartimos y también aquellas noches en las que no hacías más que perseguirme.
Ahora, soy cómo tú, en más de un sentido. Y por ello, sé que algún día te encontraré.
Y cuando eso ocurra, cuando estés frente a mí,... no te dejaré escapar.
-… ¿por qué huyes de mí, Rika-chan?- Esa pregunta sólo podía ser respondida por la memoria... Por el recuerdo de aquella noche...
Esa noche desperté temprano.
Llevábamos una vida mayormente nocturna. Así que rara vez podía verte durante el día. Sólo después de que el sol se ocultaba, venías a mí. Esa situación me intrigaba, y aunque pregunté en más de una ocasión al respecto, siempre recibía la misma respuesta “Soy de hábitos nocturnos, ¿qué hay de malo en eso?”.
Trate de adaptarme a tu ritmo de vida. Y aunque insistías en mantenerme ocupada durante tu ausencia diurna, me las arregle para poder estar contigo el mayor tiempo posible. Sólo cuando el sueño me invadía sin remedio, me alejaba de ti. Algunas veces podía despertar antes de que amaneciera, antes de que te fueras. Esa noche, fue así.
En cuanto desperté, sentí la necesidad de verte. No te hallé en los lugares acostumbrados. Busqué en tu recámara, en el estudio, en el balcón. En nuestros lugares favoritos, donde entablamos cientos de pláticas o simplemente, donde compartimos momentos silenciosos de lectura o meditación. No te encontré en ninguno de ellos. Entonces, al seguir buscando llegué a la sala para invitados.
Recuerdo el silencio de la mansión en aquel momento, recuerdo el ruido de las ramas de los arboles estrellándose, debido al viento, contra alguna ventana. Recuerdo la luz de la luna entrando por los espacios entre las cortinas, recuerdo la poca iluminación en la casa. Recuerdo el lento movimiento de mi mano al abrir la puerta de esa habitación. Recuerdo el leve crujir de la puerta de madera al abrirse, un sonido casi inaudible.
Y finalmente, recuerdo que mi mente quedo en blanco al ver aquella escena frente a mí al entrar a esa habitación.
Te recuerdo con esas hermosas manos empapadas de sangre. Recuerdo esa sonrisa que me conquistó estar deformada en una mueca insaciable. Recuerdo esos maravillosos ojos que me capturaron, con un brillo extraño, el brillo de una extraña locura. Esos recuerdos, aun ahora me causan miedo. Hui de ahí. Tenía que escapar de aquella visión, de aquella imagen…
Desde ese día, huía de ti. Y aunque siempre me alcanzabas y hacías que regresara contigo. A la mínima oportunidad, volvía a huir.
Jamás intentaste explicar que fue eso que vi. Jamás diste alguna excusa en la que pudiera creer, aunque fuera una mentira, aunque no fuera verdad. Una explicación jamás me fue dada. Entonces, simplemente huía de ti. El miedo empezó a hacerse insoportable, y en lo único que pensé fue, huir.
De alguna manera, enterré todo el cariño que te tenía. Enterré nuestros recuerdos felices, enterré todas aquellas veces que me hiciste sonreír. Enterré esa maravillosa sensación que sentía a tu lado. Enterré todo lo hermoso bajo esa temible imagen que vi esa noche.
Girando la cabeza de un lado a otro, no logré detectar el origen de tu voz. “¿Se había ocultado? ¿Dónde lo había hecho?”
-No me acercaré a menos que quieras…- Esa voz se volvía a escuchar, pero aún no descubría de dónde provenía.
El frio había aumentado, lo podía sentir por toda la piel. Pero aun así, sabía que los escalofríos que en ese momento recorrían mi cuerpo no eran causados por ello. De alguna forma, sabía que tu voz me hacía reaccionar de esa manera. ¿Era miedo lo que sentía? ¿Tendría que comenzar a huir de nuevo? "¿Qué debo hacer? ¿Dónde estás?".
Mientras estos pensamientos comenzaron a invadir mi mente, me di cuenta de algo. Aunque estas persecuciones ya eran parte de nuestra rutina de cada día, había algo diferente en esta ocasión. Algo no iba bien. “¿Por qué aun no has venido por mí? ¿Por qué no has usado el truco de siempre y me has llevado contigo de una vez? ¿Por qué?”.
Preguntas y más preguntas abordaron mi mente, sumergiéndola en un caos desesperante, que poco a poco se fue convirtiendo en miedo. Un miedo atroz a la soledad. Al abandono. “¿Por qué…?”.
-Esta vez será así, Rika-chan. Dime que me acerque y me acercaré. Dime que me vaya y me iré.- ¿Era real? Realmente, ¿la estaba escuchando? ¿Esas eran sus palabras? ¿O sólo era mi mente jugando? –Di lo que quieres que haga-
Aquella petición me empezó a abrumar, no sólo por lo que significaba. Sino que al fin me había dado cuenta de donde provenía aquella voz. Ella estaba hablando directamente a mi mente. Esa voz provenía de dentro de mí. No era que la escuchará, sólo mi mente era la que recibía aquellos mensajes. Y entonces, me encontré horrorizándome de nuevo, justo como aquel día… aquel día….
-Lo sé. Ese día observaste todo. Y lamento que te enterarás de esa forma- La voz en mi mente nuevamente habló -Y también, sé que ahora me tienes miedo. He pensado mucho en ello. Y he decidido que si quieres alejarte de mí, dejaré que lo hagas. Sólo tienes que decirme que me vaya-
¿Así de simple? Realmente, ¿es así de simple la forma en la que saldré de tu jaula, de tu cautiverio? Sonaba irreal esa propuesta. Con tan sólo decir que te vayas, ¿seré libre? No puedo creer que puedas dejarme ir tan fácilmente. Cerré los ojos. "Definitivamente, lo haré".
“Vete”, ese pensamiento se empezó a formar en mi mente, pero no pude pronunciar esa palabra en voz alta. Algo me lo impedía. ¿Es que estabas ejerciendo algún tipo de poder en mí que me impedía pronunciarla?
Abrí los ojos furiosa. La ira se empezó a formar en mis entrañas. ¿Cómo era posible que callarás de esa forma mis labios? ¿Cómo podías proponer algo que no dejarías que sucediera? El miedo desapareció. Y en vez de miedo, sentí ira.
Gire la cabeza buscando el lugar en el que te habías ocultado. Te encontraría y te enfrentaría. Te diré de una vez por todas que no quiero estar cerca de ti… entonces, lo sentí. Te sentí. Y después, pude oírte. No era la voz en mi mente, esto que oía era algo más profundo. ¿Qué demonios me pasaba?
Mientras pensaba en ello y me concentraba en lo que comencé a escuchar, las lámparas que iluminaban el callejón se fueron rompiendo una a una. De nuevo, me encontré teniendo miedo.
-Lo siento. No puedo acercarme a ti, con tanta luz rodeándote. Sabes que no me gusta- Y entonces, ya estabas detrás de mí. –Prefiero esa enorme y hermosa lámpara en el cielo- Era verdad, la luna estaba en todo su esplendor en ese momento, después de estar rodeada de nubes desde que anocheció en ese momento iluminaba el firmamento, opacando a las estrellas con su luz… Un momento, ¿cómo es que sus palabras pueden cambiar mis pensamientos en un santiamén? ¿Y sin darme cuenta?
-Es magia, Rika-chan...-
Esta vez fue tu voz la que traspasó mis oídos. Volteando hacia la dirección de donde fueron pronunciadas, te encontré.
-y...- Tu mirada huyó de la mía. Perder la atención de esos ojos me estremeció. Y empecé a pensar que era muy probable que tu propuesta fuera en serio.
-¿qué has decidido?- Tu voz sonaba apagada. Tus gestos eran ilegibles. No sabía que querías que respondiera, porque al tenerte tan cerca de mí, el deseo que había formulado, simplemente desapareció.
Verte tan cerca. Ver tu mirada perdida en la luna. Ver tu rostro inamovible. Me hizo querer abrazarte. Y cuando me di cuenta de eso, me regañé mentalmente. Cerré nuevamente los ojos, presionándolos lo más fuerte que podía mientras obligaba a mi mente a pensar nuevamente en lo que quería.
Fue entonces que vino de nuevo. Esa sensación volvió a mí. La sensación de que podía sentirte profundamente. No era tú voz, ni tu presencia a unos metros de mí. Era algo en mi interior que podía sentir el tuyo. Y esta vez, en lugar de querer apartar mi atención de esta sensación... lo escuché.
Te escuché.
"¡No huyas más! No te haré daño. ¡No te vayas!... ¡No me dejes sola!"
Dolía. Dolía escuchar tanta agonía. Dolía.
Y ese dolor me hizo arrodillarme, cerrar los ojos y sostener mi cabeza con ambas manos. "¡Duele! ¡Vete!" Después, aquello se marchó y ya no te escuché.
Unos segundos más tarde, mi mente se fue aclarando. Te miré fijamente, y un pensamiento se comenzó a formar de nuevo. "¿Eras tú?", te pregunté por la mirada. No respondiste. "Tal vez, sólo es que estoy enloqueciendo."
"Perdóname." Tu voz de nuevo me golpeó, sacándome de aquel trance. "Perdóname por todo" Tu mirada se tornó seria. "Hoy te dejo en libertad...." Y entonces, mi corazón empezó a latir rápidamente, y una pequeña ansiedad recorrió mis sentidos.
"Pero... ¡aun no he dicho nada!" Fue lo único que apareció en mi mente. Pero sólo fue un pensamiento que no pude pronunciar en voz alta. De alguna forma no pude formar con mi voz esas palabras. Algo me detenía, y no sabía que era.
"A esta hora no podrás encontrar hospedaje y hace frio. Si lo deseas puedes usar la mansión el tiempo que desees. Me iré del pueblo hoy." Y diciendo eso, diste media vuelta y comenzaste a caminar por el callejón que me había traído hasta ese lugar.
Y fue entonces, que escuché tu voz interna por última vez.
"Adiós, Rika-chan..."
¡Quise detenerte! Quise correr hacía ti y no dejarte ir. En serio, que no quise que te fueras de esa forma. Hoy, al recordarlo, siento impotencia al no poder remediar que te alejarás.
Algo me impidió moverme y hablarte para evitar que te marcharas. Sólo sé que lloré al verte desaparecer al cruzar ese callejón. Unas lágrimas silenciosas empaparon mi rostro aquella noche. Aquella noche en la que me devolviste la libertad para encadenarme a esta búsqueda interminable.
Aquello qué me mostró la verdadera forma en la que te sentías, conforma el "regalo" que me dejaste. Ahora, después de varios años, comprendo el peso que caía sobre ti todas esas noches que compartimos y también aquellas noches en las que no hacías más que perseguirme.
Ahora, soy cómo tú, en más de un sentido. Y por ello, sé que algún día te encontraré.
Y cuando eso ocurra, cuando estés frente a mí,... no te dejaré escapar.
FIN...
~ O ~ O ~ O ~
Comentarios de la autora: Después de casi un año, decidí que de ésta noche no pasaba para terminar mi primer fic largo. ¿Qué les pareció?
Sé que esperaban algo más, y que tal vez este episodio no satisfaga la espera. Pero, creo que es un buen final, principalmente por que me abre una pauta para escribir una segunda parte, la cual no prometo ya que sólo es un deseo que se formó en mi mente mientras redactaba la tercer parte.
Yossi deja en libertad a Rika y desaparece de su vida cuando parte de la maldición sigue su curso pasando al siguiente nivel. Tal vez la "salvación" a la que Fujimoto se refería era esa, ¿no creen? Sin embargo, la indecisión y miedo de los personajes impiden que terminen juntos, un resultado muy humano ¿no creen?
Bueno, aun quedan otros proyectos que he descuidado, así que me pondré con ellos antes de trazarme nuevas historias. No quiero quedarme y quedarles mal, cubriendo este rincón de historias inconclusas. Y aprovecho que ando de habladora, para agradecerles a todos los que se toman la molestia de dejar algún comentario, ya que estos me animan a seguir escribiendo. ¡Ah! pero tambien agradezco a los lectores silenciosos ya que tambien dejan su huellita en el blog por medio del contador de visitas, el cual ya casí llega a 200, el ver incrementando el contador tambien me anima.
¡Gracias por seguir pasandose por aqui!
5 comentarios:
;___;
Muy bonito final, sera abierto y como dijiste deja posibilidad a secuela. Y es que en la vida real casi siempre pasa eso... no siempre salen las cosas a pedir de boca o como nosotros realmente quisieramos... es por eso que debemos trabajar por nuestros sueños.
¡Buena reflexión, Yankii!
He vuelto a leer todo el fic, y creo que les he dejado a deber. Más que nada por que deje algunas cosas flotando en el limbo. Así que, a unas horas de haberlo terminado, me he empezado a plantear seriamente la continuación >< ¡soy un desastre!
XDDDDDDDDDDDD
No importa... si hay continuacion mejor aun =___=
Mejor para mi la verdad XD
quiero continuacion!!!! solo habia leido hasta el capi 3 y ahora que lo termine quiero mas XD . ¿habra secuela pronto? >//<
Depende de como definas pronto, Gab x3
Gracias por comentar, Gab!!! b*-*
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