Cinco minutos. Cinco minutos es el tiempo que esperaremos antes de pisar aquel escenario. Aquí, en los bastidores, puedo ver a la multitud que nos espera y sobretodo puedo escuchar su euforia siendo drenada en voces y gritos. Nos llaman.
Camino ansiosa por el pequeño espacio dando vueltas. Intento concentrarme. Y tú como siempre, estas sumida en tu pequeño rito. Un pequeño rito con el que calmas tu miedo, nerviosismo y ansiedad, ese rito que incluye alejarme de ti. Sé que pones tu mente en blanco y olvidas todo, incluyendo mi presencia. Eso me molesta. Por que en cuanto has logrado tu objetivo, me envuelves en otro rito tuyo. Un rito que me irrita aun más. Ignorándome en un inicio, después intentas hacerme cautiva de ti, como si no lo fuera ya.
Transcurre el tiempo, te has puesto de pie. Eso me dice que ya estas lista. Yo sigo en mí ir y venir de un lado a otro de los bastidores. Estoy irritada. ¿Qué raro? Siempre me irrito al inicio de una presentación. Hoy sólo será una canción.
Te acercas a mí e inesperadamente haces algo que rompe todo. Susurrándome al oído dejas una huella más de tu egolatría y pretensión. “A la mitad de la canción…” y al finalizar esas palabras, firmas con un beso en mi cuello.
Mi irritación ha aumentado. Golpeo levemente tu hombro y con una mirada te hago notar mi inconformidad. Y sólo sonríes. Esa sonrisa termina por fastidiarme más. Así que he decidido que hoy no caeré. Esta vez no lograrás tu objetivo. No te dejaré.
La señal nos es dada. Es hora de empezar el espectáculo. Es hora de hacer lo que mejor hacemos juntas, al menos en público. Has tomado la iniciativa, así que sólo te sigo al escenario. Saludamos a la multitud, a nuestro público, levantando el brazo. Los músicos están preparados. Das la señal de empezar dirigiéndome una sonrisa traviesa y eso me apresura a poner en marcha mi plan de no dejarme atrapar durante la canción.
Estando frente a tantas personas y sobretodo, estando tú a mi lado, intento olvidarme de todo, No quiero pensar en que a tú eres tú. Intento olvidar que yo soy yo también. Tal vez así boicotee tu plan, tu rito. Pero al parecer, no puedo conseguirlo. Oigo a la multitud frente a nosotras. Gritos de júbilo. Vociferan nuestro nombre.
La adrenalina comienza a hacer efecto en mí. Siento que mi ritmo cardiaco se acelera cuando la música comienza. Y entonces sé que tu ritual ha dado comienzo. Me maldigo mentalmente. Y me esfuerzo por no dejarme atrapar.
La primera estrofa entonada, una estrofa que no me pertenece. Pero la sigo, pendiente de su termino. Intento no concentrarme en el contenido por que seguramente, si lo hago, me dejaré atrapar. Y hoy no quiero que suceda. Tampoco me concentró en la voz, intento no imaginar a la persona que la origina, eso marcaría mi perdición total. Es difícil así que simplemente, cierro los ojos. Cierro los ojos. Pero has comenzado a hacer contacto con mi piel. Tus manos se han posado en mi brazo.
¡Basta! ¡Hoy no caeré!
Me alejo tanteando la música.
Comienza mi parte vocal. Estrujo la estrofa lo más que puedo. Los sonidos salen de mí, no como quiero que salgan, sólo salen. Esto es lo que has provocado. Reinicio mi intento de desaparecerte de mi lado. Pero, ahora mis ojos se han abierto.
Doy un vistazo rápido a la multitud. Rostros que no reconozco y, rostros que no recordaré más adelante. Rostros de personas que están en sintonía con la melodía. Personas que están en sintonía con mi voz.
La música me pide girar y lo hago. Temo por un momento estar frente a ti. Sin embargo, sólo veo tu espalda. Ahora la música aumenta el ritmo, se acelera, la parte coral ha comenzado. Nuestras voces al unísono. Lo puedo sentir. Te puedo sentir. Giras. Y entonces siento tu mirada, tu poderosa mirada sobre mí. Es entonces cuando sé que has apretado tus cadenas sobre mí. Esas cadenas que nunca desaparecen. Esas cadenas que aligeras cuando quieres y que dejas a mí alrededor con el engaño de que soy libre de ti y de mis sentimientos por ti. Esas cadenas que marcaste con un beso eslabón a eslabón.
Al intenso compás de la música nos acercamos. Frente a ti. A unos centímetros de ti. Mis movimientos son inevitables. Hacer contacto con tu cuerpo es inevitable. He posado una mano en tu cintura.
Oigo tu voz más allá de mis pensamientos. Estoy segura que en algún momento llegará mi turno de cantar. Pero ahora no puedo concentrarme en la canción. Mi mano sigue en tu cintura y me descubro jugando a acariciarte con las yemas de mis dedos. De la nada, he acercado la mano con la que sostengo el micro a mi boca. Y la melodía sigue. Mi voz la complementa justo en el momento preciso.
¿Es esto magia? Juro que no sé cuando perdí la concentración… ¡Qué engaño!
De nuevo, nuestras voces al unísono. Nos separamos. Terminamos la parte del coro de la melodía, cada una a un extremo del escenario. El público nos sigue. Canta con nosotras. Aunque creo que nosotras nos hemos perdido a la mitad de la canción. Bueno, al menos yo si que me perdí.
La parte instrumental tranquila da inicio. Una parte en la que me gusta recuperar el control. De nuevo, camino al centro del escenario. Donde sé que te encontraré de nuevo.
La segunda mitad de la canción da inicio. Esta vez yo inicio la estrofa. Mi voz sale natural, intensa hasta cierto punto. Con una leve pizca de excitación. Espero que no lo notes.Al terminar mi parte, mi mirada te busca. Y se encuentra con la tuya. Has comenzado tu parte vocal. Y entonces sé que compartes mi excitación. Ese guiño involuntario que me diriges te ha delatado. Involuntario, por que después me diriges una mirada culpable. Y entonces sonrío.
Nuevamente nuestras voces al unísono. En sincronía. Nuestras miradas se dirigen al mismo tiempo hacia el público. Me emocionó. Y justo cuando tratas de ir al otro extremo. Te atrapo. Si. Esta vez es mi turno. Pero no soy tan sutil como tú.
Alargo mi brazo libre y busco tus hombros. Como serpiente, enrosco mi brazo en tu cuello y te atraigo hacia mí.Inesperado. Un movimiento inesperado.Estas sorprendida. Lo veo en tu rostro. Pero aun así, sonríes.
¿He ganado esta vez? Pregunto mentalmente con expresión inocente.
Tú solo sonríes. Nuestras voces al unísono otra vez. El final de la estrofa se acerca. Retiro mi brazo. La música acelera el ritmo. La cadencia esta de nuevo al máximo y a su compás nos alejamos.
Los gritos del público. Júbilo. Emoción. Adrenalina al 100. Siento mis latidos en todo el cuerpo. La euforia me invade. Son los últimos segundos de la canción.
Los últimos segundos de fingir indiferencia a tus labios. Bajando del escenario serán míos de nuevo. O más bien, mis labios son los que te pertenecen. Giro y te veo. Tu mirada atrapa a la mía. Y con la cabeza niegas.
¿Me has leído el pensamiento?
Una sonrisa se dibuja en mis labios. Y también veo un bosquejo de sonrisa en los tuyos.
Finalmente, la ultima parte instrumental. La melodía ha bajado su intensidad. La euforia va disminuyendo. Caminamos por última vez al centro del escenario. Nos acercamos. Damos vuelta y juntamos nuestras espaldas. Las luces disminuyen. El micrófono en mi mano izquierda. El tuyo en tu mano derecha. Y nuestras manos libres se unen en un tierno abrazo. La música termina.
Al bajar del escenario, me diriges una sonrisa y me dices “A la mitad de la canción…” y con tus labios sobre los míos sellas tu victoria.
**NOTA: Basado en el episodio 6 de Hangry&Angry@Sakuracon.2009
Camino ansiosa por el pequeño espacio dando vueltas. Intento concentrarme. Y tú como siempre, estas sumida en tu pequeño rito. Un pequeño rito con el que calmas tu miedo, nerviosismo y ansiedad, ese rito que incluye alejarme de ti. Sé que pones tu mente en blanco y olvidas todo, incluyendo mi presencia. Eso me molesta. Por que en cuanto has logrado tu objetivo, me envuelves en otro rito tuyo. Un rito que me irrita aun más. Ignorándome en un inicio, después intentas hacerme cautiva de ti, como si no lo fuera ya.
Transcurre el tiempo, te has puesto de pie. Eso me dice que ya estas lista. Yo sigo en mí ir y venir de un lado a otro de los bastidores. Estoy irritada. ¿Qué raro? Siempre me irrito al inicio de una presentación. Hoy sólo será una canción.
Te acercas a mí e inesperadamente haces algo que rompe todo. Susurrándome al oído dejas una huella más de tu egolatría y pretensión. “A la mitad de la canción…” y al finalizar esas palabras, firmas con un beso en mi cuello.
Mi irritación ha aumentado. Golpeo levemente tu hombro y con una mirada te hago notar mi inconformidad. Y sólo sonríes. Esa sonrisa termina por fastidiarme más. Así que he decidido que hoy no caeré. Esta vez no lograrás tu objetivo. No te dejaré.
La señal nos es dada. Es hora de empezar el espectáculo. Es hora de hacer lo que mejor hacemos juntas, al menos en público. Has tomado la iniciativa, así que sólo te sigo al escenario. Saludamos a la multitud, a nuestro público, levantando el brazo. Los músicos están preparados. Das la señal de empezar dirigiéndome una sonrisa traviesa y eso me apresura a poner en marcha mi plan de no dejarme atrapar durante la canción.
Estando frente a tantas personas y sobretodo, estando tú a mi lado, intento olvidarme de todo, No quiero pensar en que a tú eres tú. Intento olvidar que yo soy yo también. Tal vez así boicotee tu plan, tu rito. Pero al parecer, no puedo conseguirlo. Oigo a la multitud frente a nosotras. Gritos de júbilo. Vociferan nuestro nombre.
La adrenalina comienza a hacer efecto en mí. Siento que mi ritmo cardiaco se acelera cuando la música comienza. Y entonces sé que tu ritual ha dado comienzo. Me maldigo mentalmente. Y me esfuerzo por no dejarme atrapar.
La primera estrofa entonada, una estrofa que no me pertenece. Pero la sigo, pendiente de su termino. Intento no concentrarme en el contenido por que seguramente, si lo hago, me dejaré atrapar. Y hoy no quiero que suceda. Tampoco me concentró en la voz, intento no imaginar a la persona que la origina, eso marcaría mi perdición total. Es difícil así que simplemente, cierro los ojos. Cierro los ojos. Pero has comenzado a hacer contacto con mi piel. Tus manos se han posado en mi brazo.
¡Basta! ¡Hoy no caeré!
Me alejo tanteando la música.
Comienza mi parte vocal. Estrujo la estrofa lo más que puedo. Los sonidos salen de mí, no como quiero que salgan, sólo salen. Esto es lo que has provocado. Reinicio mi intento de desaparecerte de mi lado. Pero, ahora mis ojos se han abierto.
Doy un vistazo rápido a la multitud. Rostros que no reconozco y, rostros que no recordaré más adelante. Rostros de personas que están en sintonía con la melodía. Personas que están en sintonía con mi voz.
La música me pide girar y lo hago. Temo por un momento estar frente a ti. Sin embargo, sólo veo tu espalda. Ahora la música aumenta el ritmo, se acelera, la parte coral ha comenzado. Nuestras voces al unísono. Lo puedo sentir. Te puedo sentir. Giras. Y entonces siento tu mirada, tu poderosa mirada sobre mí. Es entonces cuando sé que has apretado tus cadenas sobre mí. Esas cadenas que nunca desaparecen. Esas cadenas que aligeras cuando quieres y que dejas a mí alrededor con el engaño de que soy libre de ti y de mis sentimientos por ti. Esas cadenas que marcaste con un beso eslabón a eslabón.
Al intenso compás de la música nos acercamos. Frente a ti. A unos centímetros de ti. Mis movimientos son inevitables. Hacer contacto con tu cuerpo es inevitable. He posado una mano en tu cintura.
Oigo tu voz más allá de mis pensamientos. Estoy segura que en algún momento llegará mi turno de cantar. Pero ahora no puedo concentrarme en la canción. Mi mano sigue en tu cintura y me descubro jugando a acariciarte con las yemas de mis dedos. De la nada, he acercado la mano con la que sostengo el micro a mi boca. Y la melodía sigue. Mi voz la complementa justo en el momento preciso.
¿Es esto magia? Juro que no sé cuando perdí la concentración… ¡Qué engaño!
De nuevo, nuestras voces al unísono. Nos separamos. Terminamos la parte del coro de la melodía, cada una a un extremo del escenario. El público nos sigue. Canta con nosotras. Aunque creo que nosotras nos hemos perdido a la mitad de la canción. Bueno, al menos yo si que me perdí.
La parte instrumental tranquila da inicio. Una parte en la que me gusta recuperar el control. De nuevo, camino al centro del escenario. Donde sé que te encontraré de nuevo.
La segunda mitad de la canción da inicio. Esta vez yo inicio la estrofa. Mi voz sale natural, intensa hasta cierto punto. Con una leve pizca de excitación. Espero que no lo notes.Al terminar mi parte, mi mirada te busca. Y se encuentra con la tuya. Has comenzado tu parte vocal. Y entonces sé que compartes mi excitación. Ese guiño involuntario que me diriges te ha delatado. Involuntario, por que después me diriges una mirada culpable. Y entonces sonrío.
Nuevamente nuestras voces al unísono. En sincronía. Nuestras miradas se dirigen al mismo tiempo hacia el público. Me emocionó. Y justo cuando tratas de ir al otro extremo. Te atrapo. Si. Esta vez es mi turno. Pero no soy tan sutil como tú.
Alargo mi brazo libre y busco tus hombros. Como serpiente, enrosco mi brazo en tu cuello y te atraigo hacia mí.Inesperado. Un movimiento inesperado.Estas sorprendida. Lo veo en tu rostro. Pero aun así, sonríes.
¿He ganado esta vez? Pregunto mentalmente con expresión inocente.
Tú solo sonríes. Nuestras voces al unísono otra vez. El final de la estrofa se acerca. Retiro mi brazo. La música acelera el ritmo. La cadencia esta de nuevo al máximo y a su compás nos alejamos.
Los gritos del público. Júbilo. Emoción. Adrenalina al 100. Siento mis latidos en todo el cuerpo. La euforia me invade. Son los últimos segundos de la canción.
Los últimos segundos de fingir indiferencia a tus labios. Bajando del escenario serán míos de nuevo. O más bien, mis labios son los que te pertenecen. Giro y te veo. Tu mirada atrapa a la mía. Y con la cabeza niegas.
¿Me has leído el pensamiento?
Una sonrisa se dibuja en mis labios. Y también veo un bosquejo de sonrisa en los tuyos.
Finalmente, la ultima parte instrumental. La melodía ha bajado su intensidad. La euforia va disminuyendo. Caminamos por última vez al centro del escenario. Nos acercamos. Damos vuelta y juntamos nuestras espaldas. Las luces disminuyen. El micrófono en mi mano izquierda. El tuyo en tu mano derecha. Y nuestras manos libres se unen en un tierno abrazo. La música termina.
Al bajar del escenario, me diriges una sonrisa y me dices “A la mitad de la canción…” y con tus labios sobre los míos sellas tu victoria.
**NOTA: Basado en el episodio 6 de Hangry&Angry@Sakuracon.2009
2 comentarios:
O____O!!!!!!!!!!!!
OMG!!!!!!!!!!!!!!
Muy buena la historia... te basaste en el encore de H&A - Kill Me Kiss Me del Sakura.Con, no?
Muy bien hecho!!!
Pues a decir verdad... creo que tiene un poco de todos los videos que he visto de H&A.. xD. Pero mi inspiración principal fue Sadistic Dance y el episodio 6 de los reportes del Sakura-con.
*-* Gracias por comentar!
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