8 de febrero de 2010

El príncipe y la príncesa, y viceversa. (01)



Correteando por algún palacio me encontré un día contigo. Huyendo de mi presencia, tímidamente te escondiste detrás de un arbusto.

"¿Por qué te escondes?" pregunté acercándome. Temblabas sin decir palabra alguna.

"¿Por qué te escondes?" pregunté de nuevo, cambiando el tono de mi voz a uno más amable.

Me miraste con esos dos brillantes ojos enrojecidos por las lágrimas, y no puedo negar que fui golpeada. Fue en ese momento que perdí la batalla contra ti. Pero, en ese entonces, cuando era una pequeña niña, no lo comprendí.

Sin mediar palabra, corriste de mi lado, girando tu mirada antes de desaparecer por los pasillos del palacio. Y como esperando a que regresaras, me quedé de pie en el mismo sitio por un largo rato.  Una niñera que me buscaba vino en mi encuentro.

"Es hora de irnos, Hime-sama. Tus padres esperan". Y tomando mi mano me alejó de aquel sitio.


 
1. Encuentro.

Aquel recuerdo aún permanece borroso en mi mente, aun a pesar de todos los años que han pasado. Ni una sola vez me atreví a preguntar por aquel niño que lloraba en el jardín de aquel palacio. Bueno, a decir verdad, aunque su ropa me recordaba a la que yo por capricho vestía cuando no era necesario mostrar mi rango de princesa, aquellos ojos y aquellos rasgos faciales podrían haberme hecho confundirlo con una hermosa niña.

No es extraño que hoy precisamente venga ese recuerdo a mi mente. Pero de alguna forma siento que hoy ese pasaje del pasado es más claro y toma fuerza conforme el carruaje avanza.

Hoy conoceré a mi prometido. Mis padres me acompañan.

Mi madre me ha hecho vestir un hermoso vestido blanco, para conquistar al príncipe ha dicho. Sin embargo, el compromiso ha sido pactado desde años atrás, así que aunque él o yo nos neguemos, nuestra opinión al respecto no importa. A fin de cuentas, estas alianzas son de lo más común y sobretodo, es para contribuir al bienestar de los dos reinos.

Crecí sabiéndolo.

Crecí sabiendo que no tenía que buscar el amor, qué no tenía que buscar alguien a quien le gustará o que me gustará. Y por otro lado, crecí sabiendo que las responsabilidades del reino no me incumbían, ya que el trono pasaría a alguno de mis hermanos. Crecí sabiendo que lo único que podía hacer por mi país y por mi gente era ser una esposa honorable de un príncipe heredero. Así que simplemente me deje llevar por las frivolidades de mi posición.

Fue divertido mientras duro.

Ahora simplemente había que recorrer el camino trazado por mis padres y por los padres de mi prometido.

"Hemos llegado" anunció el jefe de los guardias que nos escoltaban. Y pese al reproche de mi madre, saqué la cabeza por la ventana del carruaje.

Pude ver una gran muralla alzarse a unos metros de mí. Pude ver a unos guardias en lo alto haciendo señas hacia el interior. Pude ver a los guardias que custodiaban la entrada. Pude ver como el general que nos escoltaba hablaba con ellos. Y así en unos minutos, el carruaje penetraba las murallas entrando al pueblo. A lo lejos en la parte más alta del relieve se levantaba el castillo que sería mi hogar a partir de ese día.

Finalmente, volví a mi posición dentro del carruaje. Comenzaba a ponerme nerviosa y hasta un poco ansiosa. Mire a mi padre primero y después a mi madre. Mi padre tenía el rostro serio e inmutable, como era costumbre. Mi madre, en cambio, me observaba con expresión preocupada. Intentando controlar mis nervios, sonreí a la aun más nerviosa mujer frente a mí. Por honor a ellos, afrontaría mi destino de la mejor manera posible, ese era mi deber.

Después de unos minutos subiendo por el paraje hacia castillo, el carruaje se detuvo frente a la puerta principal. Una corte de nobles liderados por los reyes de ese país nos esperaban. Mi padre fue el primero en bajar, seguido por mi madre. Suspiré profundamente antes de encaminarme hacia fuera del carruaje, segura de que en algunos segundos mi mirada encontraría la de mi futuro esposo.

Nada más bajar, pude ver que los rostros de los reyes me miraban consternados y con un poco de preocupación.

"¿Qué sucede?" Me pregunté mentalmente, mientras observaba detrás de mí, pensando que posiblemente yo no era la causa de esas miradas. Mis padres y ellos se saludaron como si fueran viejos amigos, yo simplemente esperaba.

Pasé la mirada por todas las personas reunidas, pero no pude distinguir a algún apuesto príncipe de mi edad entre ellas. Mi ansiedad crecía a cada segundo que pasaba. ¿Y si realmente no era de mi edad? ¿Y si no era apuesto? Sonreí un poco al darme cuenta de las cosas que estaba pensando. Mis padres me presentaron a los reyes, quienes me trataron con cortesía y familiaridad. Por un momento olvidé la preocupación que había detectado en su mirada al llegar, después de todo es lógico que se estuvieran preocupados por la que sería la esposa de su único hijo y heredero.

"Te estarás preguntando por nuestro hijo..." esas palabras me sacaron de mi meditación. E inconscientemente mis ojos se abrieron ampliamente mientras afirmaba con un movimiento de la cabeza. Mi madre, que iba a mi lado, me dio un ligero codazo por mi expresión exagerada, y la reina soltó una leve risa.

"Eres muy divertida, Hitomi-chan." Al escuchar la manera en la que me llamó, no pude evitar sonrojarme. Esa era la reacción acostumbrada al ser llamada de esa forma. Agaché la cabeza tratando de recuperar la serenidad. Sin embargo, el rey se dio cuenta de mi sonrojo y junto con la reina y mis padres, empezó a mofarse de mí. Mi rostro entonces dibujó un gran signo de interrogación. De alguna forma sentí que aquello había alejado la ansiedad y preocupación, así como el nerviosismo de ambas familias, así que a pesar de que haya sido a mi costa, me sentí feliz.

"El príncipe salió a patrullar el extremo sureste del reino" comentó la reina cuando entramos a un gran salón "Ya hemos mandado por él, así que estará de regreso muy pronto."

"Mientras tanto, y considerando que el viaje debió ser agotador, se les mostrarán sus habitaciones donde podrán descansar." Diciendo esto, el rey ordeno a algunos sirvientes que llevaran el equipaje y nos condujeran por el palacio.

Mi madre decidió hacerme compañía en mi habitación, así que me dispuse a descansar al lado de ella. La ansiedad y el nerviosismo, más que el trayecto recorrido me habían dejado totalmente cansada, tanto, que no pude evitar dormirme en cuanto cerré los ojos.

- ~ o ~ o ~ -

Hace unos minutos que llegué al castillo. Aun no me he presentado frente a mis padres, pues mi corazón aun esta acelerado por la conmoción de tener que venir a todo galope después de que me avisarán que al fin había llegado quien será mi futura esposa.

Una esposa.

La sola idea me hace sentir un poco triste y me llena de mucha preocupación. Si el plan no sale como mis padres confiadamente han trazado, el reino sufrirá las consecuencias.

Tener que mentir ha sido duro, pero no ha sido hecho por razones malévolas, caprichosas o egoístas. Ni mucho menos por el bien de la familia real a la que pertenezco. Pero a pesar de que no fue hecho para hacer daño, las consecuencias podrían ser devastadoras.

Intentando pasar sin llamar la atención, uno de los sirvientes me ha encontrado, así que sin evitarlo más le pido que informe a mis padres de mi llegada. Después de haberlo hecho, pienso en que caminar me haría bien y sobretodo calmaría un poco esta tormenta de emociones que me están comenzando a saturar.

Caminó hacia el jardín donde sólo puede entrar la familia real, uno de mis dos lugares favoritos en todo el castillo. El primero es mi habitación, el único lugar donde puedo ser yo, donde no es necesario mostrar máscaras o disfraces. Apenas llegar, me acomodo detrás de mi arbusto favorito, ahí donde hay suficiente sombra para evitar los agobiantes rayos del sol. Y cierro los ojos para comenzar a dormitar antes de que los sirvientes comiencen a buscarme.

Este era mi escondite favorito cuando era niña, hasta que mi madre lo descubriera. Conforme crecí se convirtió más en un lugar para descansar que para esconderme, a fin de cuentas sólo mi padre, mi madre y yo tenemos acceso a este jardín.  Aquí puedo ser yo, al menos un poco.

Comienzo a caer inconsciente, con la seguridad de que mi madre me buscará en ese sitio al no encontrarme en mi habitación.

- ~ o ~ o ~ -

Estaba aburrida. Ese será mi pretexto cuando me llamen la atención por haber salido de la habitación sin avisar. Además, debo acostumbrarme al palacio cuanto antes, y que mejor que iniciar la exploración de inmediato. Con una sonrisa de satisfacción continuó mi camino.

Al cruzar la esquina, un sentimiento familiar me invade. ¿Un "Deja vú"? Este pasillo me resulta conocido. Es como si ya hubiera estado caminando por aquí antes. Y entonces el recuerdo comienza a hacerse presente con más claridad.

Camino a paso veloz, al saber que estoy cerca de aquel sitio.

En unos segundos estoy saliendo a lo que sería el jardín de mi recuerdo. Un ligero sentimiento de satisfacción invade mi pecho, al ver lo poco que ha cambiado en comparación a lo que aun se aloja en mi memoria.

Pero también un pequeño sentimiento de decepción aparece al pensar que es poco probable que me encuentre con aquel niño después de tanto tiempo.

De repente, un ligero movimiento de las hojas de un arbusto llama mi atención y es entonces que me doy cuenta de que no estoy sola.

Acercándome al arbusto, comienzo a ver a la persona que dormita tendida en el césped. Ropas de chico. Ropas muy elegantes a decir verdad. ¿Apuesto? Mmm, más bien lindo, principalmente el rostro, el cual sin lugar a dudas me resulta conocido.

Estando a un paso de él, se mueve intranquilo y suelta un gruñido mientras que su rostro comienza a mostrar un ¿puchero? Definitivamente es lindo.

Hitomi-chan!" un grito es pronunciado a mis espaldas. Volteando inmediatamente al escuchar mi nombre, me doy cuenta de que es la reina la que me llama. Creo que ahora si estoy en problemas.
"No deberías estar aquí." creo detectar un ligero tono de reproche en su voz. Ahora si la hice buena, pienso.
"Al menos aun no." el tono se apacigua en la segunda frase dicha. Eso me tranquiliza un poco.

"¿Hitomi-chan?" Casi me había olvidado del joven que dormía a mis espaldas, que después del grito supongo ha despertado."¿Quién es esta joven, madre?"

¿Madre? No me digas que esta persona es...

"Es tu futura esposa, hijo mío."



7 comentarios:

Pamela dijo...

oh mien god!!!!
Es lo creo que es????
Acabo de morir... y eso no ha pasado desde Ribbon no Kishi!!!!
Dime que lo vas a continuar como sea... y te prometo que te dedico el ultimo fic que estoy haciendo!!! XDDDDD

Miki IV dijo...

Yankii!!!!
¡Qué gusto ver un comentario tuyo por aquí! *-*
Y pues yo creo que si es lo que te imaginas x3 Pues estuve viendo pics de "Ribbon no Kishi" la tarde pasada.
Estaba buscando inspiración para el fic del concurso y terminé haciendo éste lol
>< lo continuaré, definitivamente lo haré T-T pero tengo demasiados pendientes así que mi ritmo no será constante...
¡Tenganme paciencia queridos lectores! u_ú

Miki IV dijo...

<< se me olvidaba....

¡¡¡FIC de Yankii!!!

*O*!!! Ya quiero leerlo!!! x3

Panda dijo...

wiiiii!!!

jajajjaja

esto se pondra bueno jejeje

ojala pronto este su cap 2.

bye, cuidate!

Miki IV dijo...

¡Hola Panda!
¡Qué bien ver otro comentario tuyo!
Intentaré tener el segundo cuanto antes. Sólo deja que desentierre un poco mis fics pendientes xD

Midoro dijo...

Miki esta muy genial y me encanto el tema de la historia ya ansio la continuacion <3

Miki IV dijo...

*O* ¡¡¡A Midoro tambien le gusto!!!
¡¡Genial!!

>_< Ahorita estoy trabada con el fic del concurso en cuanto lo terminé me pongo con el segundo de este >_<

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