31 de enero de 2011

Adiós


¿Y bien...?

¿¡Qué demonios hago aquí!?

Ya ha pasado más de un mes de nuestro rompimiento. Y mírame...

¿¡Qué carajo hago aquí!?


Aquí, tirada en tu cama, esperando a que llegues. Y cuando lo hagas seguramente, terminaremos gritándonos y tú me mandarás lejos de una patada en el trasero como siempre. Sera que... ¿¡Soy masoquista!?

Y es que... ¡Joder! ¡Es la tercera vez! en sólo dos semanas que termino aquí, de esta forma y de la manera en la que esta ocasión también terminará. Pero...

¿¡Qué puedo hacer!? ¿¡Qué más puedo hacer!?

Fuera de este sitio, en esos lugares en donde no hay rastro de ti, aquellos sitios donde pensé que podría continuar después de que esto terminó, ahí no hay nada para mí... O al menos es lo que siento.

Soy patética, ¿verdad?

Y más porque hablo con tú estúpido retrato. Pero tampoco puedo evitar eso, ni el quedarme observando tu fotografía hasta el momento en el que llegues.

El sonido de la puerta. Bien, es hora de empezar el drama de hoy.

¿Cómo es que puedes estar tan bien? Ya no te duele, ¿verdad? Si es que alguna vez te dolió.

Y en serio, ese vestido siempre te ha quedado increíble. Ok, ahí está lo que me esperaba. Esa mueca en tu rostro. Ese gesto que me dice que no soy bienvenida. Lo sé, sé que ya no tengo un lugar aquí, ni en ti.

Pero, hoy no empieces con un grito ¿ok?

¡¿Qué haces aquí?!

Genial. Nunca me haces caso. Sólo no grites cosas hirientes y estaré sólo un ratito más, ¿sí? No molestaré mucho, lo prometo. Yo...

Quería verte...

No. Por favor, no. No me muestres tu ceño fruncido y esa expresión que me hiere. Por favor...

¡No tienes nada que hacer aquí!

Ok. Yo me lo he buscado, estoy consciente de ello. Pero... por favor, muéstrame un poco de cariño al menos. Algo que me diga que atesoras el tiempo que pasamos juntas, aunque aquellos momentos estén ya tan lejanos. Después de todo, eres todo lo que he tenido y de quien he dependido en todo este tiempo.

¿Sabes? Hoy me ha ido de la patada en el trabajo, mi auto se averió a mitad de la avenida, y... tantas cosas más... En resumen no ha sido un buen día. Pero supongo que todo eso no te importa, ya no.

Yo...

Mi voz se debilita mientras veo a alguien caminar detrás de ti. Una chica. Una hermosa niña de cabello oscuro y piel pálida, que me mira con curiosidad antes de preguntarte...

¿Qué sucede...?

Agitas tu cabeza, restándole importancia a mi presencia.  

Sólo es alguien que ya se va. 

Y mi corazón se rompe de nuevo.

Si... 

Sin volver la mirada en tu dirección salgo de tu departamento, los ojos de tu invitada se cruzan con los míos y por un momento creo que quiere detenerme. Apresuró el paso, intentando huir lo más rápido que puedo.

Muchas calles después, al detenerme y mientras me limpio las lágrimas en mi rostro me doy cuenta de que tengo tu fotografía apretada en mi mano.

Con cuidado la desarrugo, y de nuevo puedo observar tu rostro sonriente mientras miras a la persona a tu lado, aquella chica de cabello negro y piel pálida... aquella chica que no había notado antes en la fotografía.

Tomando una última vista a tu sonrisa en la fotografía... la dejo caer a la acera, pongo mis manos en los bolsillos de mis pantalones y camino, derramando lo que sé son las lágrimas del inicio de mi despedida a ti.

Adiós, Eri...


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¿Gaki? ¿Reina? Ustedes escojan, después de todo al final, Kameshige prevalece :3

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